lunes, 23 de diciembre de 2013

Festejos: oportunidades para el desasosiego.

Cierto es que con los festejos nos soltamos. Es como una des-inhibición máxima. Algunos excesos...

Comidas, bebidas, estimulantes. Músicas y voces exaltadas. Todo esto tiene que ver con los festejos.

Pero también hay otra dimensión de la palabra festejo, no tan relacionada con el término exaltación.

Festejamos cuando recordamos a alguien que ya no está. Le hacemos un encomio oportuno.

También cuando honramos determinados valores, los festejamos, aún en la adversidad.

El festejo debe ser más que un entusiasmo, para que sea duradero, incluso felicidad.

Aceptando la vida cómo es, con dolor inclusive, con sus sinsabores e injusticias.

Ponerle amor a todo, y nuestra humilde forma de ser, es el festejo máximo.

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